En desarrollo de videojuegos, balancear implica crear una experiencia de juego estable y equilibrada. Por ejemplo, asegurándose de que ningún personaje hace una cantidad de daño desproporcionada respecto a los demás. Suele ser crucial en juegos de estrategia y/o competitivos, donde es importante prevenir que el metajuego se centre en un solo personaje u objeto para que no pierda interés.