Frecuencia con la que un juego muestra imágenes sucesivas en pantalla. Generalmente se mide en imágenes por segundo (frames per second o FPS). Cuanto mayor es el frame rate, mayor es la fluidez del movimiento. Por norma general, se considera aceptable todo aquello que oscile entre los 30 y 60 FPS. No obstante, hay juegos optimizados para llegar a los 120 fps o incluso más cuando el hardware acompaña.